El mundo de la carne vacuna, es sin duda el que más diversidad desarrolla dentro de la gastronomía; solo comparable al que nos ofrece el jamón ibérico. No tiene nada que ver con el que nos ofrecen otros animales como puedan ser el cordero o el cerdo, donde sus carnes ofrecen una regularidad mucho más pareja, algo que en el de la carne vacuna no se obtiene en ninguna de las partes del animal.
La chuleta, su parte más afamada desde hace unos años (antes lo fue el solomillo) desarrolla una singularidad inmensa, y los animales nos ofrecen constantes y constatables diferencias sin importar si son de las misma raza y han realizados desde hace años los mismos hábitos: alimentación, descanso o pastoreo. Dos vacas que pasten en el mismo prado no tienen nada en común, algo impensable en el mundo marino donde las diferencias que existen son apenas insignificantes o apreciables.
Los restaurantes valencianos ofrecen diversas variedades cárnicas, entre ellas, carnes Valdi.